Fotografía de Hasan Zhurtov
CARTA X
De mí te cuento:
En las manos llevo
abismos. En los ojos llevo esperas.
Porque en el fondo sé que volverás.
De una u otra forma vuelves siempre
por los raíles
donde transita el tren de las penumbras.
Guardo tu nombre dentro de mi boca.
Tu nombre impronunciable
como un sigilo sórdido
o un voto místico.
(Hay casos que requieren adjetivos esdrújulos.)
Recuerdo cuando el tiempo era prohibido,
cuando callaba porque no me hirieses
y cuando por no herirte te mentía.
Cuando era cuerda.
Ahora digo como quien no dice,
como si lo que digo no importase.
Un telegrama sin destinatario
ni remitente.
(Oscilará en las ondas del absurdo.)
Por eso escribo al borde de las lápidas,
desde mis cuatrocientas desconfianzas,
desde un lugar cerrado a cal y canto,
desde mi voz incierta,
sólo para decir:
lo que no sé de ti
sabe a almendras amargas.