Fotografía de Man Ray

Fotografía de Man Ray
Espejos. Patios. Umbrales. Silencios. Ritos. Esquinas. Exilios. Naufragios. Horas. Otoños. Ventanas. Sombras. Enigmas. Pretéritos. Hay palabras que me enuncian. A veces las pronuncio en versos. En susurros o a los gritos. Para que no se mueran en mi boca. (Fotografía de Man Ray)

jueves, 14 de mayo de 2009

YO TE DIRÉ EN VERSOS


La poeta ha logrado plasmar en versos de exquisita factura, sin excentricidades, con un léxico preciso y hasta con cierto laconismo pero con una fuerza poética insoslayable, su pensamiento y su sentir acerca de todo aquello que conforma la materia de los problemas fundamentales del hombre: el amor, el destino, la muerte. En la obra de Tania Alegria encontramos el goce del verso y la armonía de una obra poética construida con talento y belleza. La poesía de una dama.

Rafaela Pinto, poeta y escritora (Argentina)




LEGADO

Cuando me vaya
en un rincón del sótano
hallarán un arcón viejo de roble
con el modesto saldo de mis bienes:
mi legado de trastos
exento de tributos.

Nunca guardé por más de una semana
cartas de amor,
tarjetas con ausencias,
números de teléfono,
fotografías.
No encontrarán ninguna flor ajada
en las vetustas páginas de un libro
ni servilletas sucias con poemas.

En el baúl de avíos ya sin uso
hay un par de zapatos de charol
que llevaban mis pies para encontrarte
(nadie se enterará de que eran alas);
algunas joyas falsas, relucientes,
como mis ojos cuando te veía;
ropas fuera de moda
en donde no verán
–porque no son visibles los recuerdos–
la impronta de tu abrazo en mis vestidos.


SIEMPRE QUE MUERO

Siempre que muero, muero de naufragio:
una ilusión mayor, más atrevida,
buceo hondo y róbame la brida
la muerte sin presagio.

Se me veda el derecho de sufragio.
Me encuentra por usual desatendida
cuando viene, avarienta y travestida,
la suerte por su agio.

Por lapso o negligencia
me ahogo ingenua y dócil, con confianza.
Usualmente perezco de inocencia.

Sucumbo de añoranza,
de ingratitud, de olvido, de inclemencia.
Hay veces en que muero por venganza.


DE ENCRUCIJADA

Estoy como quien va, mochila a cuestas,
como quien viene mas no llega nunca,
viajera de pretéritos instantes,
estoy de paso,
estoy de encrucijada.

Dejo vestigios, ecos de penurias,
mi sangre aún escurre por la acera
y en cada esquina, bajo la farola,
hay charquitos de llanto malsufrido
que olvidé de beber antes de irme.

Tal vez me encuentres –si me buscas mucho–
en algún puerto, un bar de mala muerte,
donde apuesto en los naipes que te olvido
y siempre pierdo.


YO TE DIRÉ EN VERSOS

Yo te diré en versos pues consta que la prosa
requiere todavías ajenos a los cómputos
de las ramas que el viento deshojó.

Yo te diré en versos que ya fuimos dioses.

Llevábamos miradas luminosas
y las manos abiertas como cálices
donde cabía el vino de otros vasos,
nuestras palabras cómplices y alegres
recorrían a tientas los senderos
buscando madreselvas redentoras
por rescatar los muros
de su desamparada soledad.

Yo te diré en versos que fuimos Nosotros.

Mas un día partiste hacia un ocaso
donde se inauguraban los pretéritos.
Debí ordenar al clan de mis fantasmas
que mantuviese abiertos los caminos
porque se me adentrase por los párpados
ese polvo asesino de distancias
que se eleva del suelo
cuando tu voz galopa los crepúsculos.


VENGO A MATARTE

Vengo a matarte.
Tardé en decidirme los dos siglos
que pasé recitando un soliloquio
ante el espejo.

Tengo sienes de cal de tanto odiarte.

Se me escurrió la piel sin credo que la asiese.

Descarnada por dentro, abyecta, despojada,
la lengua en hiel diluida, disuelta en improperios,
con la boca repleta de blasfemias,
vengo a matarte
aferrando con mano de homicida,
este puñal de versos.

(De InVerso, RiE - Redactors i Editors, S.L., Valencia, España, 2008)